Irena Sandler. -Jolanta-

Cuando en 1939 Alemania invadió Polonia, una joven Irena Sandler, que trabajaba en un comedor social, empezó a dar dinero y comida a familias judías, las inscribía como católicas y así evitaba su detención.
Abanderaba la idea de que las personas son buenas o malas en función de sus actos, empezó a pelear por pasar al departamento de Epidemiología, y al conseguirlo también pasaba medicinas a hambrientos y enfermos, viendo como sufrían los más pequeños su siguiente empeño fue sacar de aquel gueto a los niños.
Utilizó cualquier método que se le ocurría, los metía en ataúdes, en bolsas de basura, en cajas de herramientas, haciéndolos pasar por enfermos contagiosos e iba recopilando sus datos nombre, edad, domicilio, familia a quien era entregado y los enterraba en botes en el jardín de un vecino.
Fue detenida y torturada por los nazis para que confesara las identidades de aquellos niños, le rompieron las piernas, los pies….., y jamás confesó nada. Al final fue condenada a muerte, pero la resistencia consiguió rescatarla.
Tuvo que huir del país, pero dejo dicho donde había escondido los datos de todos aquellos niños, tras acabar la guerra, fueron desenterrados y se empezaron a localizar en sus nuevas residencias.
2.500 niños clasificados y salvados por esta mujer del gueto de Varsovia y entregados a familias polacas. Poco a poco fueron devolviendo a sus casas a los que aún les quedaba familia, al resto se les entregó en familias de acogida hasta que fueron siendo llevados a Palestina.
Jolanta, la madre de los niños del holocausto, así ha sido conocida esta mujer polaca que hace unos meses falleció a los 98 años, jamás se creyó heroína, solo se lamentaba de no haber podido salvar a más niños.
Quiero creer aunque resulte difícil, que todavía quedan muchas “Jolantas” en este mundo que serían capaces de hacer al menos una pequeña parte de lo que ella hizo.