Marilyn Monroe.

No soy nada mitómana, pero si hay alguien que siempre me ha llamado la atención es Marilyn Monroe.

De todos es conocida la dura vida que llevo desde niña, entregada en adopción siendo recién nacida y reclamada años más tarde por su madre biológica que acabó dejándola sola cuando la internaron en un psiquiátrico.
A los 16 años decidió casarse por primera vez y se convirtió en ejemplar ama de casa hasta que la segunda guerra mundial llamó a su marido a las filas de la marina y terminarían divorciándose.
Un fotógrafo de la marina la vió en la fábrica donde trabajaba y la convirtió en modelo, a partir de ahí se supone que conoció los submundos que tal y como aseguraba Marlon Brando la conoció en las calles de New York.
Su primer contrato con la 20th Century Fox sería por 125 dólares, a partir de ahí su cambio de nombre abandonando el de Norma por el de Marilyn.
Posó desnuda, fue portada de Play Boy, de Life, grabó sus huellas en el cemento del Boulevard, estudió artes escénicas, creo una productora, fue demandada por la Fox, se casó con Arthur Miller, con el deportista Joe DiMaggio, fue galardonada al globo de oro, ingresada en clínicas psiquiátricas por sus depresiones, tuvo relaciones con J.F. Kennedy.
Después de muerta Andy Warhol la convirtió en icono del pop art, imitada por Madonna en los 80 y por infinidad de artistas.
Con 36 años y según la versión oficial, una sobre dosis de barbirtúricos, (aunque la autopsia jamás desveló el menor rastro) Marilyn se despedía en soledad, sus restos descansan en Los Ángeles.
Entre ayer y hoy la casa Crhistie’s ha hecho una subasta con muchas de sus fotos, desde los 2.000 hasta los 22.000 euros, fotografías tomadas por Tom Kelly, Richard Avedon, Winogrand y varios más.
Siempre nos quedará grabada en la memoria la imagen de la sex simbol, su cabellera platino, su glamour, elegancia, su tierna e inocente sonrisa. Hasta luego Marilyn.